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Buscan prohibir la utilización de sorbetes y vasos descartables

03 de octubre de 2018 - Por Damián Morán

Así como lo dispuso la Ciudad de Pinamar el pasado 4 de mayo, la Legislatura porteña ha comenzado a discutir la reducción progresiva, hasta su prohibición definitiva y eliminación, del uso de sorbetes y elementos descartables.

De esta manera, el proyecto presentado propone crear un Programa de Reducción de utilización de sorbetes y vasos plásticos para contenido líquido de un solo uso. Dicho programa de reducción comprendería "toda actividad comercial -incluyendo la venta ambulante, eventos de cualquier índole y fiestas populares- y toda actividad publicitaria o promocional, que opere dentro de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires."

Asimismo, establece un cronograma con metas de reducción progresiva a cumplir:

a) Primer período: desde la entrada en vigencia de la ley. Regiría la etapa de reducción de la utilización y entrega de sorbetes y vasos plásticos para contenido líquido de un solo uso.

b) Segundo período: a partir de 2020. Se prohibiría el ofrecimiento y la colocación de servilletas, sorbetes, vasos plásticos y/o cubiertos para contenido líquido y/o sólido de un solo uso a la vista del cliente. (Sólo se entregarían en caso de ser solicitados por el consumidor).

c) Tercer período: a partir de 2021. Prohibición total, en toda la Ciudad de Buenos Aires, de utilización, entrega y expendio de sorbetes y vasos plásticos para contenido líquido de un solo uso.

Por otro lado, se reserva a la autoridad de aplicación la implementación de medidas que permitan dar cumplimiento a la Ley, y que promuevan el reemplazo de los elementos en cuestión por otros reutilizables y/o biodegradables y compostables.

El Proyecto en cuestión también estipula la aplicación de sanciones, ante el incumplimiento o transgresión de lo dispuesto por la Ley, con multas que irían desde las 500 hasta las 10.000 unidades fijas y la clausura del local comercial o el impedimento de realización de la actividad promocional o publicitaria.

En igual sentido que cuando las autoridades de la Ciudad decidieron eliminar las bolsas plásticas tipo "camiseta" en distintos rubros comerciales(*), voces del sector, vinculado a la producción de los elementos sobre los que se pretende legislar, se han manifestado en contra. En dicha línea han argumentado que estos elementos son reciclables; que sería preferible ahondar en aspectos educativos antes que prohibitivos; que en términos de reciclaje existe una capacidad ociosa importante y que los plásticos de este tipo tienen un alto valor calórico (en sintonía con la política de termovalorización en estudio por parte del Gobierno de la Ciudad).

A partir de una rápida referencia a los argumentos vertidos por las posturas en contra del proyecto, podemos afirmar que no todos los envases de este tipo son reciclables (y muchos otros, aunque lo fueran, no cuentan con la identificación correspondiente); que existe un hábito cultural muy instalado -y de muy difícil corrección- de que son elementos descartables y que nos llevaría a acumular grandes cantidades de residuos plásticos hasta que podamos desterrar dichos hábitos; que sean termovalorizables no resulta un beneficio para un medio ambiente sano (ya trataremos esta cuestión en otra nota) y no hace más que confirmar que son "petróleo industrializado", y por ende un recurso no renovable que se mal utiliza.

De más está decir que no existen soluciones mágicas cuando de medio ambiente se trata. Pero claramente la medida que se impulsa resulta un granito de arena más que ha de contribuir a limpiar y mejorar las costas degradadas que la Ciudad posee, como así también, contribuirá a la reducción de las 8.000.000 de toneladas anuales de plástico que el mundo arroja a los mares (directa o indirectamente), según estimaciones de las Naciones Unidas. Por todo esto, esperemos que sea Ley.

(*) La primera campaña de separación domiciliaria de residuos se lanzó el 1 de octubre de 2002, con Aníbal Ibarra como Jefe de Gobierno de la Ciudad. Y consistió en la separación de papeles y cartones en los domicilios, en bolsas especialmente destinadas (vale señalar que estudios de entonces reconocían que casi un 80% de los porteños utilizaban bolsas plásticas tipo “camiseta” para colocar sus residuos), a las que los vecinos podían acceder al realizar sus compras en las principales cadenas de supermercados (con posterioridad el Gobierno de la Ciudad incorporó la cadena de supermercados “chinos”) o gratuitamente en los ex Centros de Gestión y Participación (CGP) y en distintas esquinas de la Ciudad a través de representantes de éstos últimos. Con posterioridad, dicha política se interrumpió hasta que en 2009 la Legislatura de la Ciudad aprobó la Ley 3147 (complementaria de la Ley 1854, de “Basura Cero”) que estipuló la prohibición del uso de bolsas plásticas no biodegradables en decena de rubros comerciales y su reducción paulatina hasta su total prohibición. Como paso intermedio en este sentido, comenzaron a cobrarse las bolsas verdes (residuos secos) y negras (residuos húmedos).

La prohibición total de uso, entrega y venta en hipermercados, supermercados y autoservicios llegó el 1 de enero de 2017 como corolario de la Resolución 341/16-APRA (modificada por la Resolución 29/2018-APRA). 

Más información:

Proyecto Norma-Expediente 2819-2018

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