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Las venas abiertas

22 de agosto de 2019 - Por Damián Morán

La selva amazónica está en llamas.

 

Una profunda herida se abre en América Latina y no promete cicatrizar pronto. Incluso cuesta dimensionar las consecuencias con las que tendremos que lidiar una vez que se controle el fuego.

Increíblemente, la primera reacción mundial fue mirar hacia otro lado, sobre todo el mundo rico, el mismo que cuatro meses antes corrió para reunir fondos para reconstruir la Catedral de Notre Dame. Pero claro, éste era un símbolo material, un símbolo religioso, un símbolo fundamentalmente europeo. Por el contrario, para que "lo natural" amerite algún tipo de preocupación requiere ser considerado mercancía, y como tal, pasible de ser poseída, explotada. ¿Quién querría salvar lo que no puede poseer o usufructuar?

En igual sentido -o incluso peor por lo que representa el actor en cuestión- el Presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, prefirió pasar su tiempo opinando sobre la situación política argentina, antes que ocuparse de sus problemas. No obstante, en un momento libre se manifestó sobre los incendios en el Amazonas -SU Amazonas-, y asoció sus causas con el accionar de organizaciones que "representan intereses ajenos" a Brasil, con el fin de perjudicar a su gobierno. Asimismo, su Ministerio de Ambiente atribuyó las causas a la sequía, el calor y el viento.

Lo cierto es que de esta forma las autoridades de Brasil evitaron hablar de una problemática que lleva larga data y que incluso aquéllas propiciaron (oportunamente compartimos noticias referidas a su ideario y a la coalición de poder que impulsaba la candidatura de Bolsonaro, la denominada "VBB" (Vacas, Biblia y Balas)). Con dicha problemática nos referimos a la deforestación creciente, desarrollada sobre esta selva tropical. Una acción impulsaba por los intereses vinculados a la explotación agrícola (de soja y de cultivos destinados a la producción de biocombustibles), a la ganadería y a la minería (especialmente ilegal).

Varios son los factores que confluyen para el desarrollo de la deforestación:

1) Las queimadas. Es una práctica reconocida por la legislación forestal brasileña y consiste en la quema de vegetación natural a fin de despejar los terrenos para colocar cultivos o ganado. La quema es la acción más efectiva para mantener a raya a la vegetación natural, evitar su resurgimiento y para facilitar la remoción de los restos de tala. El problema es que muchas veces dichas quemas se salen de control y ello genera situaciones no buscadas. Asimismo, el interés de las autoridades por extender la frontera productiva contribuyó al poco control de esta práctica y/o al avance sobre zonas protegidas.

2) Los grileiros. Sencillamente son ladrones de terrenos, que a fuerza de sobornos y connivencia gubernamental obtienen títulos de propiedad. Ello dificulta el accionar del Estado al momento de normalizar las situaciones, ya que no son meros usurpadores, sino "propietarios". A su vez, como la práctica incluye una rápida venta de las tierras y rápidos cambios de manos, se torna aún más difícil la identificación del eslabón inicial del delito.

3) La política gubernamental. Como señalamos, la actual administración gubernamental, por un lado, ha puesto foco en la expansión de la frontera productiva; y por otro, ha revivido viejos proyectos o pretensiones territoriales, como es el caso del "Calha Norte" (Canal Norte). Este proyecto fue elaborado en la década de 1980 por el ejército brasileño y se proponía desarrollar un territorio de 1.500.000 kilómetros cuadrados a lo largo de 8 estados del nordeste brasileño. Dicho desarrollo proyectaba ganarle espacio a la selva y construir rutas, represas y puertos sobre el Río Amazonas. Cabe señalar que este proyecto entraría en conflicto con otro, en clave ambientalista, conocido como "Corredor Ecológico Triple A: Andes, Amazonas, Atlántico".

4) La sequía. Si bien es cierto que este momento coincide con la temporada seca, y normalmente esta estación contribuye al desarrollo de focos incendiarios, los niveles hasta el momento se encuentran dentro de parámetros normales. Pero indudablemente, nada bueno puede surgir de la combinación entre deforestación, sequía y altas temperaturas.

Ahora bien, ¿cómo contribuye la deforestación con los incendios?... Terrenos deforestados e incendiados -sin pericia ni control- para "preparar" las tierras para recibir cultivos varios, se convierten en "autopistas" por las que el fuego logra avanzar a gran velocidad. Por el contrario, el fuego no logra penetrar o ralentiza considerablemente su marcha cuando se topa con cobertura vegetal verde y tupida y zonas húmedas.

A continuación, incorporamos un Cuadro(*) de elaboración propia (según datos publicados por el Instituto Nacional de Pesquisas Espaciales (INPE) en base a la metodología “Deter”) en el que se puede establecer el crecimiento que la tala ha tenido durante los períodos "enero-agosto" de los años 2018 y 2019 y durante los meses de "julio" y "agosto" de los mismos años. Los números son preocupantes.

Superficie talada Amazonas - Cuadro.jpg

Como señaláramos al principio de esta nota, cuesta dimensionar acabadamente las consecuencias con las que tendremos que lidiar una vez que se controle el fuego. No obstante, podemos mencionar algunas que ya resultan apreciables y otras de mediano y largo plazo, y esto en los planos "natural", "socioeconómico" y "político":

 

Consecuencias Naturales y Socioeconómicas:

- Alta emisión de partículas de CO2 a la atmósfera.

- Mayor calentamiento y mayores sequías.

- Erosión del suelo.

- Alteración hídrica.

- Pérdida de biodiversidad.

- Desplazamientos poblacionales (de fauna y humanas).

- Ausentismo escolar y laboral.

- Enfermedades respiratorias, gástricas, cutáneas y dérmicas.

- Daños en las economías locales.

Consecuencias Políticas:

- Suspensión de aportes al “Fondo Amazonia” (fundamentalmente de Alemania y Noruega).

- Amenazas de Francia e Irlanda de rechazar el reciente acuerdo “Mercosur-Unión Europea (UE) (que llevó más de 20 años de negociaciones).

- Decisión del “G7” de crear un nuevo Fondo, pero ya no administrado por Brasil. Un fondo de ayuda directa a los países danmificados.

- Desprestigio internacional del gobierno de Brasil.

- 7 países amazónicos firmaron un acuerdo de 16 medidas de coordinación y cooperación frente a desastres. Ésta es una consecuencia que podría considerarse positiva. Sin embargo, ha sido meramente declarativa y ha llegado tardíamente.

- Enfrentamientos de las poblaciones originarias afectadas con otras poblaciones circundantes, autoridades gubernamentales y trabajadores (agrícologanaderos, forestales y mineros).

Amazonas - MaleCejas.jpg
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