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Incineración, termovalorización... (??????)

04 de octubre de 2018

En el mes de mayo, la Ciudad de Buenos Aires modificó su Ley de "Basura Cero" (N° 1854) y entre otras modificaciones incorporó la "termovalorización" como otra forma de reducir residuos.

Por dicho motivo decidimos entrevistar a Cecilia Allen, socióloga especializada en materia ambiental y con amplia experiencia en la temática.

Hola Ceci! Hablame un poco de vos. ¿Quién sos?

Hola! Tengo 36 años. Desde hace unos meses vivo en Córdoba, y antes vivía en la Ciudad de Buenos Aires. Soy Socióloga y cursé una maestría en Ciencias Ambientales, tengo pendiente la tesis.

Ah!, igual que yo! (risas)

Desde chica me interesaron los temas socioambientales. Por eso a los quince años me sumé como voluntaria en Greenpeace y empecé a trabajar en temas de contaminación y residuos. Después trabajé en GAIA, la Alianza Global por Alternativas a la Incineración, como coordinadora para América Latina. Luego estuve un par de años en Aves Argentinas, donde aprendí mucho sobre temas de conservación de la biodiversidad. Más adelante trabajé en la Agencia de Protección Ambiental del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, en el área de residuos especiales, y también hice varios trabajos de consultoría para organismos del Estado y ONG´s. 


Aprovecho y me meto al tema "incineración". En mayo de este año la Ciudad de Buenos Aires modificó su Ley de “Basura Cero” (la 1854), y además de cambiar las pautas de reducción de residuos incorporó la “termovalorización”. Te mato a preguntas, preparate. (risas) ¿De qué estamos hablando? ¿En qué consiste? ¿Cuáles son los riesgos? ¿Es una solución? ¿Hay otras experiencias similares en el mundo?

La modificación que hizo el Gobierno a la ley Basura Cero tuvo dos propósitos: por un lado extender los plazos fijados para reducir la cantidad de basura que se dispone en el relleno sanitario, y por otro lado habilitar la incineración con recuperación de energía, también llamada eufemísticamente “termovalorización”. Lo que hizo, habilitando la incineración, es quitarle el sentido a la ley. Ésta buscaba reducir la disposición, pero no de cualquier manera, sino generando menos residuos y reinsertando todo lo que se descarte en el circuito productivo a través de la reutilización, el reciclaje, el compostaje, etc. Por eso el concepto se llama “basura cero”, porque la basura es aquello que no se puede recuperar, y el objetivo es que sea cero. Esto apunta a cambiar un sistema lineal de extraer, usar y tirar, por uno que haga un uso más eficiente de los recursos y reduzca la presión que ponemos sobre la naturaleza.

La incineración, por el contrario, funciona quemando recursos. La lógica es completamente opuesta. Es un método de tratamiento que trata los residuos a altas temperaturas. La llamada “termovalorización” es una variante de la incineración que aprovecha el calor generado en el proceso para generar energía. Como resultado del proceso se emiten gases, cenizas y líquidos.

 

Si bien se ha avanzado mucho en el control de esas emisiones, la experiencia en plantas que funcionan hoy muestra que la contaminación sigue siendo un grave problema, por varios motivos: mal manejo de las plantas, controles laxos e insuficientes, falta de capacidad de monitoreo, accidentes, obsolescencia de la tecnología, complejidad misma del sistema que genera fallas, emisiones que escapan a los filtros por su tamaño, mal manejo de cenizas, etc. La capacidad de control que tienen la Ciudad y la Provincia de Buenos Aires dejan mucho que desear, entonces habilitar una tecnología compleja y con riesgos intrínsecos tan altos es una irresponsabilidad. Para dar solo un ejemplo, parte de las cenizas que se generan tienen que ser tratadas como residuos peligrosos y en ningún momento se planteó a dónde se las llevaría. La Ciudad de Buenos Aires no tiene sitios de disposición de residuos peligrosos y la Provincia prohíbe el ingreso desde otras jurisdicciones, entonces no es un tema menor.

Eso en relación a la contaminación, pero además está el tema del manejo de recursos y de los circuitos productivos que se podrían potenciar con una economía orientada hacia "basura cero". Hay mucho para avanzar aún en la integración del trabajo de los cartoneros al sistema público de recolección y procesamiento de reciclables, la Ciudad podría fomentar el sector de la reparación, circuitos de reutilización; hay todo por hacer en términos de aprovechar los residuos orgánicos y cerrar ese circuito campo-ciudad a través del compost, por nombrar algunas cosas. Entonces, son dos modelos opuestos, que tienen consecuencias distintas no sólo en lo ambiental sino también en lo social.

Clarísimo. Pero la realidad es que al día de hoy la Ciudad traslada sus residuos al relleno sanitario “Norte III”, dependiente de la CEAMSE y, según tengo entendido, el problema es que tiene una vida útil de unos 5 años más. ¿Qué podría hacerse frente a esto? Y en este caso, ¿la termovalorización no sería acaso una solución? ¿Existe factibilidad social, política y económica para hacer algo más o diferente?

Hay varias cuestiones sobre esto. Por un lado, el argumento del fin de la vida útil del relleno es algo a lo que CEAMSE apela cada vez que quiere avanzar con la incineración, creando una sensación de urgencia muy propicia para esta tecnología. De cualquier modo, es un hecho que el relleno sanitario es finito. ¡Justamente por eso se sancionó la ley basura cero! La ley establece un cronograma para ir llevando cada vez menos cantidad de residuos al relleno. Si disponés cada vez menos residuos, el relleno dura cada vez más. Si además aprovechás todo lo pasible de ser recuperado -como mínimo reciclables y orgánicos- las características del relleno serán distintas (menos gases de efecto invernadero, menos líquidos, menos olores, etc.)

Lo que planteaba la ley Basura Cero era una batería de manera para generar menos residuos, y para que todo lo que se descartara fuera reinsertado en el circuito productivo. Para eso daba una serie de herramientas como la separación en origen, la reutilización, el reciclaje, el compostaje, la biodigestión, el trabajo con productores para que se hagan cargo de los residuos que generan sus productos, la incorporación de los cartoneros al sistema de recolección y procesamiento de materiales, etc. La incineración estaba prohibida porque compite con ese sistema. Y compite porque se abastece de residuos, y la ley apuntaba a reducir los residuos progresivamente. Si además querés generar energía con la incineración, vas a precisar residuos con alto poder calorífico. Como los residuos de la Ciudad contienen una fracción de orgánicos alta (48,5%, comparado con un orden del 30% en Europa), vas a generar más energía si quemás materiales reciclables, como el papel, cartón y plásticos.

 

Para mí es factible seguir avanzando en los mecanismos que establece la ley Basura Cero original, pero lo que no hay es voluntad política de hacer cosas serias, de fondo, de largo plazo y de manera sostenida.

Hace unos 8 ó 9 años que la Ciudad separa sus residuos de forma ininterrumpida, ¿cómo evaluarías esta política?

Mi evaluación es que es la implementación del programa de separación ha sido muy errática. Han cambiado el sistema de entrega de reciclables un montón de veces, la comunicación ha sido muy inconsistente, la Dirección de reciclaje, que coordina todo esto, vio pasar innumerable cantidad de funcionarios en los últimos años, la inversión en reciclaje y recuperación sigue siendo hoy siete veces más baja que lo que se gasta en enterrar residuos (y el desbalance ha sido mucho peor). Se podría hacer mucho más, como un programa de recuperación de residuos orgánicos a escala, terminar de construir los centros verdes necesarios para procesar todos los reciclables que genera la Ciudad, mejorar los vehículos de recolección de reciclables, monitorear mejor la separación en origen en edificios, aplicar medidas para disminuir el uso de materiales descartables (impulso a una ley de envases, prohibición a la entrega de ciertos productos y envases descartables, etc.) Durante el brevísimo y escandaloso proceso de modificación de la ley de Basura Cero distintos sectores le hicimos llegar al Ejecutivo y a los legisladores propuestas para aplicar mejor la ley y nuestro rechazo a la habilitación de la incineración. Todo fue ignorado, mostrando un desprecio absoluto por las instituciones  y los procesos establecidos para implementar y monitorear la ley.

¿Qué experiencia internacional tomarías como ejemplo a seguir? ¿Creés que el país en general y la Ciudad de Buenos Aires en particular, podrían seguir sus pasos?

Hay muchas experiencias de las cuales tomar ejemplos. Lo importante es ver cuál es nuestro contexto, qué actores hay localmente, qué necesidades y posibilidades, porque los contextos son distintos. Te decía antes que Europa genera un 30% de orgánicos y nosotros casi un 50%. Lógicamente, eso deriva en prioridades distintas. Hace un par de años Suecia implementó una reducción de impuestos a los locales de reparación de cosas, y es una medida que todos aplaudimos, pero mirando para acá, tenemos que ver que la cultura de la reutilización y la reparación acá estuvo muy vigente hasta hace nada, y se está perdiendo muy rápido, entonces lo que hay que hacer es que no se pierda. Hoy hay en la ciudad muchos actores que tienen el conocimiento y han hecho las propuestas para mejorar la situación, entonces lo que hay que hacer es prestarles atención.

Como experiencias interesantes en otros países se puede ver hoy el programa de manejo de residuos orgánicos de Milán, como un ejemplo de una ciudad grande y, dentro de todo, culturalmente parecida a nosotros que hoy tiene recolección diferenciada de residuos orgánicos en toda la ciudad. Chile está avanzando en extender la responsabilidad de los productores sobre ciertos artículos y envases y es una experiencia interesante a seguir. Brasil ha tenido programas nacionales muy buenos para dar apoyo a las cooperativas de cartoneros que bien se podrían aplicar desde el gobierno nacional aquí. Hay buenas experiencias en ciudades de países asiáticos como Filipinas, Indonesia, Taiwán y otros que, si bien culturalmente nos parecen muy lejanas, muestran que en países menos industrializados se pueden implementar políticas públicas que no copian las del norte y tienen resultados mucho mejores. Experiencias de las que aprender hay muchas, creo que el problema pasa por otro lado.

Muchas gracias Ceci!!

Compartimos dos sitios recomendados por Cecilia:

Club de reparadores

Federación Argentina de Cartoneros, Carreros y Recicladores

Más información:

Greenpeace

GAIA

Aves Argentinas

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