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Humedales: Nuestros "escudos verdes"

02 de diciembre de 2021

Esta nota ha sido escrita por nuestra colega Belén Driol especialmente para nuestro sitio.

Belén es Tesista de la Licenciatura en Ciencias Ambientales de la Facultad de Agronomía de la Universidad de Buenos Aires.

 

Infinitas gracias por tu aporte!!

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Se estima que en la región pampeana se encuentran cerca de 300.000 lagos someros, rodeados de actividades agropecuarias con cultivos de granos y pasturas. Estos lagos son un elemento característico de este paisaje y forman un importante sistema de humedales. Dicho sistema ha sido definido por la Convención Ramsar (1971) como "extensiones de marismas, pantanos y turberas, o superficies cubiertas de aguas, sean éstas de régimen natural o artificial, permanentes o temporales, estancadas o corrientes, dulces, salobres o saladas, incluidas las extensiones de agua marina cuya profundidad en marea baja no exceda de seis metros”.

De esta manera, la importancia de los humedales radica en los bienes y servicios que proveen. Poseen un gran valor ecológico ya que albergan una abundante diversidad de organismos tanto acuáticos como terrestres y actúan como refugio para aves migratorias. Además, tienen la capacidad de mitigar los impactos generados por las actividades antrópicas al estabilizar y retener sedimentos, transformar y remover nutrientes, absorber y fijar carbono.

Estos lagos se encuentran bajo un continuo estrés ambiental, ya que las actividades agrícolas y ganaderas generan una corriente de elementos (como nutrientes, fertilizantes, desechos de animales y sedimentos del suelo) que llegan directamente a los cuerpos de agua, si no poseen una vegetación que amortigüe dicha situación. Los elementos mencionados causan cambios en las propiedades químicas y físicas del lago y producen un impacto negativo en la vegetación, en la biodiversidad acuática y en la propia productividad del humedal. Uno de los impactos más importantes que generan estas actividades es la eutrofización de los lagos, producto del aumento en la concentración de nutrientes. La eutrofización dispara el crecimiento de las poblaciones del fitoplancton aumentando la turbidez del agua y disminuyendo el ingreso de luz, generando la pérdida de vegetación sumergida y un descenso en la cantidad de oxígeno disuelto, ocasionando el crecimiento de algas tóxicas y la mortandad de peces.

Una manera de proteger a los ambientes acuáticos de los elementos provenientes de las actividades agropecuarias es a través de la conservación de las zonas litorales. Estas zonas se presentan como un anillo de vegetación que se ubican entre los ambientes terrestres y los acuáticos y funcionan como filtros biológicos ("escudos verdes") al proteger la calidad del agua filtrando sedimentos, materia orgánica e inorgánica, nutrientes y pesticidas. En la Región Pampeana la zona mencionada está compuesta por diversas comunidades vegetales, siendo sus especies más características: el junco americano, el junquillo, el junco californiano y las totoras. Como señalamos, a través de estos "escudos verdes" se evita la eutrofización del sistema, se reducen los niveles de contaminación y la degradación de los sistemas acuáticos.

La fragilidad de los ecosistemas acuáticos ante los impactos antrópicos es un reflejo de las conexiones directas que tiene con el paisaje adyacente. El establecimiento de un anillo de vegetación litoral que actúe como filtro es un método efectivo y sostenible de conservación, para reducir los impactos negativos en la calidad del agua. Sin embargo, su disposición debe ser un compromiso entre la conservación de la naturaleza y los habitantes locales, ya que la actividad agrícola -principal causa del deterioro de las lagunas- es la principal actividad económica de la zona.

A lo antes mencionado cabe señalar que una "Ley de Humedales" sería el primer paso para la preservación de estos ambientes. Con dicho marco, la realización de un inventario de las zonas para conocer el estado en el que se encuentran, permitiría establecer las actividades económicas que podrían realizarse (y cómo) y las que no. Pero como hicimos referencia, ello requeriría una visión ambiental, económica y cultural, con la participación de todos los actores de la sociedad que se encuentran involucrados, sea por los servicios que brindan los humedales  o por el potencial productivo (comercial y/o de subsistencia) que presentan.

Belén Driol

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